Un nuevo paradigma en el sector de la salud animal: la industria 4.0
Nos encontramos inmersos en plena revolución industrial. Una época de disrupción y transformación en gran medida marcada por cambios en la forma de producir y consumir y donde la pandemia ha tenido un efecto de aceleración.
Hablamos de la Industria 4.0 , una revolución en la que la digitalización, por medio de nuevas tecnologías como la robótica , la ciberseguridad, la inteligencia artificial, las tecnologías cognitivas, la nanotecnología y el Internet of Things (IoT),entre otras, se integrará en las organizaciones, las personas y los activos.
Este nuevo paradigma industrial, que no solo está siendo impulsado por parte de las administraciones públicas mediante políticas de apoyo a la empresa, sino también por parte del tejido empresarial, supondrá una reconfiguración de la dinámica de trabajo en un ciclo continuo alimentado por el acceso a los datos en tiempo real. Un flujo constante de inputs informativos que aportará a la industria mayor capacidad de comprensión y predicción, transparencia y adaptabilidad.
De hecho, el potencial que ofrece esta nueva era digital de la industria es tal, que la Comisión Europea ya habla de una industria 5.0, con miras hacia la sostenibilidad, la resiliencia y el foco en las personas, perfilando así la que debe ser la hoja de ruta de la escalada industrial a futuro.
Transformación sin prisa, pero sin pausa
Puesto que la industria 4.0 no solo se refiere a cambios en los procesos de fabricación, sino que transciende hasta el ámbito socioeconómico, el reto de transformación digital debe responder a una serie de claves fundamentales para garantizar una repercusión positiva de cara a la industria, pero también al consumidor.
Esta fue precisamente una de las cuestiones abordadas durante el evento Advancing Manufacturing organizado a principios de mes por el Instituto Kaizen , encuentro que contó con la participación del director general de nuestra planta de producción y centro de excelencia de I+D+i en España, Zoetis Manufacturing & Research Spain , Giovanni Inturrisi.
Así pues, las principales claves para el éxito de la digitalización industrial son:
- Conocer: el punto de partida debe ser el conocimiento del mercado desde la perspectiva tecnológica, comenzando por indagar sobre los casos de éxito y buenas prácticas para acabar por explorar las oportunidades que nos ofrece la tecnología disponible y quienes están capacitados para liderar e implementar los proyectos de digitalización.
- Testar y explorar: antes de desplegar una nueva solución tecnológica o alguno de los procesos en los que puede ser de aplicación, resulta imprescindible no solo explorar todas las soluciones disponibles sino también experimentar con pruebas piloto para aquellas que puedan ofrecer un mayor potencial. El propio proceso de ensayo-error nos servirá para aprender y autocapacitarnos sobre su uso e implementación, proporcionándonos un ojo crítico para procesos análogos de mejora u optimización.
- Reflexión estratégica y diagnóstico: una vez alcanzado un nivel de capacitación suficiente y cuando la valoración de una potencial implementación tecnológica ofrezca una lectura positiva de cara al aporte de flexibilidad y mejora de ciertos procesos dentro de la organización, llega el momento de la implementación.
- Implementación: a la hora de poner en marcha la solución previamente testada, el abordaje adecuado no consiste en una implementación uniforme y general, sino que se debe comenzar con un plan de escalada controlado que nos acabe llevando a una implementación efectiva a toda la organización o procesos de aplicación.
Tal y como apuntaba Inturrisi, la digitalización se debe afrontar “sin prisa, pero sin pausa”. Los cambios en una industria tan compleja como la salud animal no se producen de un día para otro y es fundamental que comiencen por las personas. Equipos motivados integrados por early adopters que lideren los proyectos de mejora con convicción.
En definitiva, la Industria 4.0 va mucho más allá de un simple cambio de tecnología. Como compañía, implica adaptarse a su uso, valorar las implicaciones que su implementación pueda tener y explorar los caminos para integrar el proceso de digitalización con la forma de trabajar imperante y la cultura corporativa.