Sostenibilidad ambiental en clínica veterinaria: un factor claro de desarrollo
El cambio climático y el calentamiento global son una realidad que exige respuestas globales, que impliquen a los individuos en todos los ámbitos de su vida, incluido el profesional. Una necesidad a lo que no debe escapar el colectivo veterinario en su práctica diaria.
La profesión veterinaria es clave en el actual concepto One Health, una única salud, humana animal y medioambiental, de hecho, su lema como colectivo “Higia pecoris, salus populi” (la higiene del ganado es la salud del pueblo) es toda una declaración de intenciones. Sin embargo, poca información parece haber respecto al impacto de la actividad veterinaria en la salud medioambiental.
Centrándonos en la clínica de animales de compañía y teniendo en cuenta el creciente volumen de mascotas en España, que se sitúa ya en los 29 millones (con cerca de 6 millones de gatos y más de 9 millones de perros), según la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía) AMFAC, y el número de centros veterinarios dedicados a sus cuidados (más de 6000), es un hecho que esta actividad, como tantas otras, tiene un impacto medioambiental y que, por tanto, son necesarias algunas directrices encaminadas a controlar y disminuir el mismo.
Un esfuerzo que, dicho sea de paso, puede verse además recompensado por los clientes y fomentar, por tanto, el desarrollo de las clínicas veterinarias que si sean sostenibles. De hecho, una encuesta reciente a propietarios de mascotas pone de manifiesto que la mayoría querrían estar informados sobre cómo su clínica veterinaria se esfuerza por reducir su impacto ambiental y se mostraron dispuestos a pagar más por servicios veterinarios sostenibles.
Iniciativas sectoriales para fomentar la sostenibilidad
En septiembre del año pasado se presentó una interesante iniciativa por parte del Ilustre Consejo General de Organizaciones Veterinarias -ICOV-, VetSOStenible, centrada en cuatro aspectos fundamentales: recursos energéticos (uso de energías limpias, control de consumo de agua y mejora de los aislamientos, entre otros), prácticas profesionales sostenibles (economía circular); uso responsable de medicamentos y gestión de equipos (empoderamiento principalmente).
Dentro del apartado de prácticas profesionales, la adquisición de medicamentos y consumibles y, concretamente, el empleo de medicamentos innovadores juega un papel importante. Y es aquí donde entra en juego la industria de salud animal, siendo proveedores “sostenibles” e innovando para ofrecer productos y servicios que, además de cumplir con la función para la que fueron creados, contribuyan a esa eco responsabilidad del colectivo veterinario.
En este sentido, Zoetis tiene firmes compromisos con el planeta, que pasan por la reducción de la intensidad del consumo de energía en sus plantas (un 5% menos en 2025), emisiones de carbono neutras en nuestras operaciones para 2030, uso de energías 100% renovables para ese mismo año y replantearse el modelo de trasporte que usan los empleados para reducir las emisiones por este concepto en un 25%.
Pero más allá, su apuesta por la innovación en todo el proceso del cuidado de la salud animal, desde la predicción genética, pasando por el diagnóstico y la prevención hasta el tratamiento, tiene como resultado productos y servicios que contribuyen a esa sostenibilidad sectorial, mejorar el diagnóstico y facilitar por tanto el acierto en los tratamientos, al disminuir la necesidad de uso de antibióticos y las dosis/aplicaciones necesarias para conseguir su finalidad, entre otros.